Las
casualidades no son más que consecuencias de nuestros actos.
Acertijos
entramados donde se resuelven las ecuaciones.
Llamas
no extintas de incendios aún por apagar.
Que
quiebran nuestra tranquilidad absoluta.
Sabemos
de nuestro paradero hasta cuando estamos perdidos.
Y
nos perdemos en nuestro camino para parecer que nos hemos encontrado.
Ciegos
en un mundo lleno de señales de colores,
Donde
el ruido no nos lleva a ninguna parte.
Dirigimos
miradas de pasión a fugaces príncipes,
Que
no hacen más que mostrarnos la piedra contra la que tropezamos,
Y
nos dejamos caer, una vez más, en la tentación
Donde
nuestros sueños más profundos cobran vida.
Equivocarnos
como forma de lección.
Y
acertar como confirmación del aprendizaje.
Construimos
nuestro propio camino
No
con la velocidad y el acierto que a veces desearíamos.
Y
el azul del cielo y el verde del mar,
Nos
hacen parecer todo lo vivos que estamos.
Creyendo
cada palabra que sale nuestra boca,
Pero
negando cada pensamiento de nuestro corazón.
que bonito...
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